Ayer con los ojos cerrados, sentía caer cada uno de mis rulos al piso mientras me contaban al oído sus historias antes de despedirse.
Varios me contaron de viajes en carretera con el aire maximizando su belleza.
Algunos otros me contaron de los dedos que pasaban entre ellos mientras yo recibía inolvidables besos.
Otros me contaron de los grandes giros que dieron mientras yo bailaba sin ritmo alguno.
Muchos más me recordaron como podía salir de casa solo con despeinarlos un poco.
Otros más recordaron recostarse en las piernas de mi abue mientras tejía sus carpetitas y yo escuchaba sus historias.
Todos recordaron el maravilloso olor a coco que siempre tenían y al que los tuve acostumbrados.
Y otros también recordaron acariciar a ese gran amor mientras nos dábamos un beso antes de dormir y algunos más tuvieron la suerte de recostarse en su espalda.
Pero también justo antes de caer, recordaron cuando llena de nervios los enrollaba esperando a mi doctor con nuevas noticias. Recordaron como los trenzaba esperando mi tratamiento de radiación y por supuesto recordaron que muchos no soportaron y cayeron después de algo tan abrasivo.
Ahora tengo claro como cada parte de mi cuerpo tiene una sincronía perfecta con sentimientos y mente.
El cuerpo sabiamente corta de tajo todo lo que no te sea funcional o todo lo que esté listo para reinventarse.
Las historias se quedan conmigo, pero ayer vi de manera tangible mis deseos por tener nuevas grandes historias, nuevos grandes amores, nuevos grandes viajes y muchos bailes aunque carezca de ritmo.
Si todo pudiera resolverse así... Así como un ingenuo corte de cabello.
Así que mire el piso, dije adiós y me sorprendí en el espejo. Cada pedazo de la imagen que vi reflejó exactamente mi proceso de reinventar y el privilegio en poder hacerlo. Raro, no???
"Estoy hecha de todas las que fui y yo misma soy mis únicos muertos" C. Vulnerado