domingo, 17 de febrero de 2013

Me gustó bailar anoche contigo



Ayer a media noche di un salto de mi cama. No se cómo pasó pero cuando menos me di cuenta ya tenía mi vestido nuevo y preferido puesto y estaba delineando mis ojos de negro.
Pedí un taxi y un poco de taquicardía me anticipó mi llegada a donde estabas. Subí unas escaleras rojas con aroma alcohol y 1 de la mañana.
Si hubiera cerrado los ojos llegaría donde estabas tocando, solo seguí el sonido. Caminé al fondo del lugar, entre calor, cervezas y gente, escogí un buen lugar donde podía verte.
Cerré los ojos y mi cabeza, caderas, rodillas comenzaron a moverse, toda la música que ponías tenía un absoluto control de mi.
Escuché "la rola" era momento de acercarme antes de irme. Caminé entre toda la gente, por unos segundos me puse frente a ti y salí.
Las escaleras rojas ahora parecían más largas pero ahora tan angostas.

Tardé en encontrar mis cigarros y reí un poco al recordar que te desesperaba como podía perder las cosas de las manos.  Por fin los encontré y me prendiste un cigarro, nos sentamos a hablar, a veces solo veía como se movía tu boca, no puse atención a tu plática. Nada de lo que podías decirme podía se más importante que esos minutos. Nada de lo que lograra escuchar podía ser más importante que mis ojos mirándote. Nos dijimos más sin palabras.

Llamé un taxi, me pediste que me quedará más tiempo, era hora de partir.

Te di un beso suave y lento en la frente, justo donde te besaba al despertar en nuestras mañanas. Tu respondiste sumergiéndome en un beso húmedo, lento, salvaje, absurdo. Perdí al tiempo.
Era hora de partir, no necesité decírtelo, lo viste en mis ojos. No me despedí de ti, me despedí de nosotros después de bailar contigo.
Bajé del taxi sin la sensación de haber dejado algo.

Al llegar a casa me quité el vestido, lo guardé, no lo volveré a usar, huele al lugar, huele a ti, huele DM.
Me solté el cabello y me miré al espejo. Mi cabello tomó su lugar y forma.  El hueso de mi cadera estaba en su lugar. Mis labios estaban completos.
Estaba frente a alguien que conocía,  pero tenía muchos años que no veía. Completa.

Por la mañana abrí el closet y vi la etiqueta en mi vestido nuevo.